Subsecretario de Educación Básica Lic. Victor Manuel Barceló Rodríguez |
Con mi afectuoso saludo.
Sustento del Crecimiento Económico.
Por Víctor Manuel Barceló R.
El año 2012
termina en México, con una amplia gama de expectativas, producto del cambio de
gobierno federal y los empeños por manejar una relación tersa con gobiernos
estatales, que fuera escenificada en diversos eventos públicos y privados de
relación reciente, entre los órdenes de gobierno estatal y federal. “Forma es
fondo” presenta expectativas saludables para planes y programas manifestados a
la población.
Dentro de ese
nuevo ámbito de relaciones posibles y deseables, cuenta con carácter primordial
el referente a la educación pública, para el que se avecinan propuestas de
cambio, incluso constitucionales, que puedan reforzar la ruta de gratuidad, laicismo,
universalidad, democracia, en los niveles de la educación básica y en general,
hasta los estudios universitarios, fortaleciendo “la opinión de los gobiernos
de las entidades federativas y del Distrito Federal, así como de los diversos
sectores sociales involucrados en la educación, en los términos que la ley
señale”.http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/1.pdf
Previendo el
futuro, a iniciativa del Secretario de Educación de Puebla, llevamos “N”
reuniones de análisis al interior de la institución, con participación de
expertos en la materia, nacionales e internacionales, con quienes pasamos horas
fuera de labores, de intenso diálogo para la construcción de un mundo educativo
posible, tanto para Puebla como para la nación. Lejos estamos aún de concretar
propuestas, pero en los intermedios gozo del diálogo y la discusión con algunos
de ellos.
Salvo errores
o contradicciones que pudieran existir entre mi apreciación frente al contexto
general, puedo pergeñar una visión del futuro deseable, al que adiciono la
determinación del gobierno poblano, quien invierte, por encima de la media
nacional, en materias como: infraestructura educativa, capacitación de docentes
para acercarles a su papel de guías de sus educandos, mediante un manejo
preciso de idiomas (inglés) y el impulso a las tecnologías de la información y
el conocimiento, en materias fundamentales para una adecuada formación para la
vida.
La premisa a
considerar en cualquier escenario es la globalización. Esta ahora impacta
favorablemente a regiones de desarrollo, centros de poder y conocimientos, que
actúan a contrapelo de los estados nacionales. Éstos abandonaron la rectoría de
su vida económica, dejando en manos del mercado el crecimiento, lo que no juega
con muchos de los intereses sociales, porque al no contarse internamente con
las especialidades en las tareas que requieren las empresas que copan la producción
interna y los servicios, generalmente extranjeras, estas acuden a especialistas
y técnicos medios de otros orígenes, coartando la perspectiva de mejorar las
condiciones de vida de los pobladores cercanos a sus empresas.
La perdida de
la biodiversidad es provocada, tanto por el crecimiento de las manchas urbanas,
como por la irracional explotación de los recursos naturales. Esto lleva al
incremento de la desigualdad en la distribución del desarrollo social,
provocando mayor inequidad, profundizando brechas (digital y de género) con
grave afectación de la competitividad, lo que incrementa el desempleo, ante la
disminución de inversiones productivas, incorporando a las regiones en una
espiral de pobreza e inseguridad.
El sistema
educativo mantiene inequidad, con escasa participación en la producción del
conocimiento y ajeno a nuevos modelos pedagógicos. La reacción positiva se da
en pocos países y regiones de las naciones afectadas. La modernidad solo
penetra por un sistema educativo vinculado al productivo y cultural. Por
ejemplo, la demanda de energías alternativas o desarrollo de innovaciones,
solicita investigación científica y desarrollo tecnológico. Estos sectores y
otros, agregados a componentes económicos, impulsan el canje con el ámbito
externo, originando competencias necesarias para fomentar el desarrollo
tecnológico.
Si la
educación está formando cuadros tecnológicos y culturales adecuados a los
requerimientos sociales, aumenta la competitividad y se captan inversiones y
talento, para que la extensión de la globalización y el desarrollo de la
innovación y nuevas tecnologías de la información y comunicación, impacten en
otros sectores fundamentales para el bienestar de la población (salud,
habitación, transporte, recreación).
El caso poblano
es aleccionador. Junto a la nueva inversión en educación pública que ya
señalamos (con primeros resultados en la atracción y desarrollo de la industria
automotriz, para la cual se preparan cuadros técnicos y administrativos,
mediante la conformación de adecuados currículos por competencias); en
educación básica y media superior, también se realizan tareas para su puesta al
día, en materia de cobertura y calidad la segunda y de atención a las
condiciones multiculturales y de calidad en educación básica. Ambas tienden a
su plena articulación.
En efecto, el
desarrollo del bachillerato digital, en que somos pioneros en Puebla, está
iniciando una modalidad que no solo acerca esta posibilidad educativa a los
lugares más apartados del territorio, sino que abre la puerta a la
modernización de las telesecundarias –en cuyos recintos originales se instalan
los bachilleratos- y acerca, mediante educación en línea ofrecida en los mismos
sitios, carreras técnicas y humanistas a la juventud, escasa de recursos para
moverse a lugares más lejanos en que pudieran recibir educación presencial.
Así se
plantea un formidable cambio de paradigma educativo. Este parte de las escuelas
multigrado para la enseñanza básica (76% del total en Puebla) a quienes se
estudia y aplican metodologías generadas colaborativamente (maestros,
directores, funcionarios de alto rango). En plan piloto se prueban técnicas de
enseñanza que pueden mejorar sustancialmente el logro educativo. Es el caso de
Escuela Nueva, que presentamos en ocasiones anteriores, con resultados: en el
arraigo de los docentes, vinculación con la sociedad en la enseñanza y el
alcance de una formación para la vida, en un ambiente de cordialidad y afecto,
está valorada positivamente por los docentes ante grupo y sus alumnos.
El cambio de
paradigma se extiende a la educación superior. Esta se certifica a los más
altos niveles, fortaleciendo la posición de privilegio que Puebla logra en
cuanto a su nivel de calidad en la enseñanza universitaria, vinculando
universidades y tecnológicos, con el sector productivo, mediante la
conformación de currículo por competencias. Estos estudios, como expresamos,
están siendo ofertados ahora en línea.
Mucho más se
podría señalar en cuanto a los empeños por la modernización de la educación, en
ruta a ofrecerla con calidad, que incluya alegría del alumno en el aula y
mejores ejemplos de sus docentes o guías, para que alcancen competencias que
les hagan líderes en el contexto en que desarrollen tareas en la economía,
política, cultura y proceso social de sus comunidades, estado, nación o en la
vida planetaria.
Pero hay un
freno a este empeño gubernamental que impacta vertical y horizontalmente en el
proceso: la escasez de recursos de todo tipo, en especial financieros, tanto
para sostener el ritmo de inversión local –que en el caso de Puebla es
creciente del 2011 al 2012- como para atender añejos problemas de
infraestructura en escuelas antiguas y nuevas; formación continua del
profesorado; alimentación y salud para los educandos en la proliferación de
escuelas de tiempo completo –demostrado que son superiores en resultados del
logro educativo- y en la incorporación de la cultura originaria en los recintos
escolares y de estos a la comunidad, para el fortalecimiento de la identidad
regional.
El momento es
propicio para que estas situaciones se superen. La educación no es un gasto
corriente. Forma parte fundamental del gasto de inversión en cualquier
gobierno. En México aún no llegamos al 8% del PIB que la UNESCO y otros
organismos internacionales señalan –que fuera acordado en Asamblea General de
la ONU-. Esta es una meta en manos del Congreso de la Unión, junto a
determinaciones que fortalezcan el federalismo en la educación, que se quedó
trunco e incompleto.
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